El desayuno es una bola en el estomago y una dureza de silla de comedor en las posaderas, y una ganas solemnes de no ir al colegio en todo el cuerpo… Una palmera descuella sobre una casa; como la forma flabeliforme, suavemente neta, rosa, fulgida. Y ahora silbas tu, con el tranvía, muchacho de ojos serrados.
Tu no comprendes como se puede ir al colegio tan de mañana y habiendo malecones con mar debajo…